Montañas
En un lugar de Oriente había una montaña muy alta que tapaba con su sombra a una aldea y, por la falta de sol, los niños crecían débiles y raquíticos.
Un día, el aldeano más viejo tomó una pequeña cuchara y salió del pueblo. Los que lo veían pasar le preguntaban:
—¿Adónde vas, anciano?
—Voy a la montaña.
—¿Y a qué vas?
—Voy a moverla.
—¿Y con qué la vas a mover?
—Con esta cucharita.
—¡Ja ja ja, nunca podrás!
—Sí, nunca podré, pero alguien tiene que comenzar a hacerlo.
leído en el puchero misterioso de http://nicolasschuff.blogspot.com/
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